martes, 10 de mayo de 2011

Maletillas nocturnos.


1969. 'El Charro' y 'El Helicóptero', vecinos de Eguia, triunfaron en una nocturna corrida que tuvo como escenario los corrales de la plaza de toros.
Una cosa es el conjunto de actividades incluidas en cualquier programa de fiestas y otra los alicientes que ofrece una ciudad durante el día, más allá de los programados. Un hombre/mujer estatua, el malabarista de turno o el músico callejero -algunos podrían ser buenos profesionales en su actividad- pueden atraer a tanto público y hacer tan entretenido un paseo por nuestras calles como algunos de los espectáculos con marchamo de «incluido en el programa oficial».
¿Toros?... ¿Alguna corrida en el coso del barrio de Gros?... ¿Hubo orejas o rabos?... Los toreros, de momento, fueron obsequiados con unos días de estancia gratuita en la Prisión Provincial... a partir de aquí... pues no sabemos más, pero sí sabemos que el día 25, festividad de Santiago, se había programado un espectáculo taurino con bichos de la ganadería de Ceballos y que todo estaba «atado y bien atado» para que el festival saliera «a pedir de boca». Todo estaba atado, menos los toros que, al parecer, y es de suponer, descansaban en los corrales esperando su hora cual gladiadores romanos, pero con cuernos en lugar de redes o tridentes.
Quizá pensaban en estas cosas, si los toros piensan, cuando de madrugada sus más o menos inquietos sueños se vieron alterados por dos aspirantes a matadores, es decir, por dos maletillas.
La furtiva corrida, que fue a muerte y que como decimos no estaba incluida en el programa oficial, dicen que dijeron que fue una gran faena «de antología, despachando al enemigo de una entera hasta la bola»... pero sobre todo la faena debió de ser cuando por la mañana los responsables de la plaza de toros se dieron cuenta del desaguisado con el animal muerto en la arena... «y ahora ¿quién paga las 25.000 pesetas que cuesta el animal?».
La policía, que como decía la radioserie, «siempre gana», ganó la partida a los maletillas y a los dos días fueron detenidos El Charro y El Helicóptero.
A Irineo Baz Benito El Charro, charro porque nació en Salamanca, de 31 años, le acompañó en la lidia como espada Javier Muñoz Herrero, de 19 años, apodado El helicóptero, porque «cada vez que se enfrentaba a un becerro salía por los aires»... ambos vecinos de Eguia y que está vez, en lugar de terminar en la enfermería lo hicieron en Martutene.
Diario Vasco.

Becerrada benefica para niños acogidos organizada por Euskal Billera 31 12 1924

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