jueves, 24 de marzo de 2011

Coacción armada intolerable contra los visitantes que hablaban en euskera con F. de Idiaquez


Manifestaciones inexplicables del gobernador. Contradictorias declaraciones del director de la cárcel de Ondarreta. Dos cartas y un documento. Una versión del suceso. ¿Qué pasa en la prisión de Ondarreta? Unas horas de tregua.

El Dia, 1933-III-7

        Escena dolorosa y triste la que el domingo por la mañana se desarrolló en los muros de la cárcel de Ondarreta. Escena que pudo terminar en derramamiento de sangre por la incalificable imprudencia y por la inexplicable conducta de un oficial de prisiones.
        Platicaban, en amigable conversación, con el infortunado Francisco de Idiákez, el equivocadamente condenado reo, su hermano y su hermana, acompañados de un grupo muy numeroso de amigos y parientes de Guetaria y Donostia.
        Con imperioso y despótico ademán, ordenó el oficial de prisiones que acompañaba a Francisco de Idiákez: «Habla en castellano», con esa majeza tan clásicamente española, que hasta llega a olvidar las más elementales normas de respeto al tratar a un hombre caído en desgracia.
        El público advirtió al inconsiderado oficial de prisiones que siempre se había permitido hablar en euskera en aquel lugar. Irritado el oficial, introdujo a Francisco de Idiákez, bruscamente, en el interior, agarrándolo de un brazo. Y a los pocos instantes apareció empuñando un revólver, con el que apuntaba al público.
        La confusión que se originó fue extraordinaria. La hermana de Francisco de Idiákez cayó víctima de un ataque, mientras las mujeres, atemorizadas, eran presas del pánico. Ciego de estulticia, desoía las voces prudentes de los presentes el oficial de prisiones. Los gritos hicieron acudir a los otros oficiales, que a su mal aconsejado compañero, hicieron volver de su acuerdo.
        Personas que nos merecen todo crédito por su posición relevante en Donostia, empeñan su palabra de honor de que no se pronunció ni una sola palabra que pueda atenuar siquiera la responsabilidad enorme que recae sobre el oficial de prisiones. Al prohibir éste que se siguiera hablando en euskera, se le hicieron advertencias comedidas y respetuosas.
        [...]

CÓMO SE DESARROLLA UN INCIDENTE
        [...] Nos hemos entrevistado con don Nemesio de Arizmendi, que ha popularizado el pseudónimo de Atarrene del que sabíamos se hallaba presente en la cárcel en el momento de producirse el incidente, del que daban ayer cuenta los periódicos de la tarde.
        [...]
        —¿No enteraron ustedes de lo ocurrido al director de la prisión?
        —Una vez en la calle todos fuimos de parecer que teníamos que reivindicar de algún modo nuestro derecho de euskeldunes a hablar en nuestro idioma. Pedimos audiencia al director de la cárcel, y conseguida ésta, nos presentamos ante él solo dos personas: el presidente de Eusko Gaztedi, miembro también de G.B.B., señor Ernandorena, y yo. Tuvimos una cordial entrevista con el señor director, que se portó con nosotros como un cortés y perfecto caballero. Protestamos ante él del atropello al idioma y de la amenaza de la pistola, y puestos a concretar, pedimos que no se nos impidiera de manera alguna el hablar euskera en la cárcel. Muy imparcial, el señor director justificó nuestro derecho, lamentando lo sucedido y prometiendo, en bien de todos, que no se repetiría más este caso, autorizándonos para en adelante poder hablar euskera siempre que quisiéramos.

LO QUE DICE EL GOBERNADOR
        El Gobernador civil, al recibir al mediodía a los periodistas, y refiriédose a los incidentes surgidos en la cárcel el domingo por la mañana, hizo las manifestaciones siguientes:
        —Me ha visitado el director de la cárcel —dijo el gobernador—, quien me ha dado cuenta del incidente de ayer. Se trata de que un grupo de personas que visitaban al condenado por el suceso de Guetaria, se presentó en actitud tumultuosa, empeñado en hacer un mártir del vasco, y que se negó a cumplir el reglamento y las disposiciones que regulan el régimen interior de la cárcel.
        He podido comprobar que por parte de la dirección de la cárcel se ha tenido una complacencia quizá excesiva, porque no se ha sabido considerarla en su verdadero valor, admitiendo en la comunicación un número mucho mayor de los que el reglamento autoriza.
        La totalidad de las personas que promovieron el alboroto, a pretexto de que el oficial solicitó de ellas que hablasen en español, por tener necesidad de saber lo que hablaban con el preso, conocen el castellano perfectamente, como lo prueba que en castellano agredieron al oficial, con los peores calificativos.
        En adelante se cumplirá el reglamento con todo rigor, ya que, por lo visto, las condescendencias se toman como síntoma de debilidad.

MANIFESTACIONES EN PUGNA CON LAS DECLARACIONES DEL GOBERNADOR
        Una carta del presidente de Eusko Gaztedia.
        [...] me interesa hacer constar también, ya que en sus manifestaciones al señor gobernador se refiere el director de la cárcel al cumplimiento del reglamento, que según espontáneamente nos manifestó en nuestra entrevista, en su paso por las cárceles de Cataluña y Valencia, se permitía a los reclusos expresarse en su idioma correspondiente con los familiares y visitantes.
        Respecto a este mismo punto, nos dió a entender también el señor director que podríamos nosotros entrevistarnos en adelante con Francisco de Idiáquez en el idioma nuestro, en euskera.
        [...]

Fototeka Kutxa. Ondarreta 1915

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